¿Cómo contestaría Ana? 1995, en aquellos tiempos no era cuestión de solamente prohibirnos en el messenger, ni borrarnos del facebook. En aquellos tiempos, estas cercanías era más reales. Quizás, aun ahora, Ana no respondería. Quizás, de verdad la felicidad ha lanzado nuevamente piedras a su ventana; finalmente, es tan corta la vida que no necesita más ayeres ni tantas despedidas.
¿Sería difícil? Quizás en los zapatos de ella, no tanto. Pero ¿qué pasa cuándo es una la que quizá se muera y no tenga que maldecirse jamás? ¿Qué hacer cuando no hay piedras en la ventana por la que nos asomamos? Aquella ventana vacía que no da ni luz, ni paz; sólo sombra, despedidas y un tenue "¿me recuerdas? te extraño" que, actualmente, se pierde en esta maldita jungla electrónica.
Yo tampoco deseo más la paz.
Ana Ana, es tan corta la vida, y son tantas despedidas llenas de promesas vanas. Ana, ¿qué será de nosotros cuando caigamos y otros ocupen nuestro lugar? Ana, ¿dónde será la batalla próxima en que perdamos la guerra contra la soledad? Ana, volverás a escuchar las piedras que contra tu ventana lanzó la felicidad. Lanzó la felicidad. Ana, es tan corta la vida, quizás me vuelva mentira y no te conozca mañana. Ana, cuando te esconda un abrazo recuerda entonces el año en que forjamos la paz. Ana, quizás me marche y no vuelva, quizás me muera y no tengas que maldecirme jamás. Ana, te veo y me declaro culpable de desear tu presencia más que desear la paz. Ana, ¿qué hago yo con mis canciones, con el manojo de escarcha, con mis ganas de matar? Ana, ¿qué hago yo con las montañas de papeles que he firmado jurando morir o amar? Jurando morir o amar. Ana. Letra y música: Ismael Serrano
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